lunes, 18 de julio de 2011

De Alpes a Pirineos¡¡¡ y de Pirineos a Colindres¡¡¡

Esa misma tarde, después de bajar del tren cremallera y del teleférico, tuvimos la necesidad de mantener nuestras mentes y cuerpos ocupados. Decidimos ir a hacer una Vía Ferrata a un pueblo cercano aproximadamente a unos 35 Km. del camping.

4 de la tarde y ya estábamos preparados, y con las disipadoras alondradas al arnés. Cogimos la furgo, y emprendimos el viaje dirigidos por un navegador gps con una voz que a todos nos resultaba un tanto "familiar". Llegamos, aparcamos, y nos vestimos para la ocasión. El paraje del camino equipado se encontraba envuelto entre pinos y mas pinos. Y tras 25 min. a pie un enorme bloque de caliza se levantaba verticalmente de la montaña, donde hay estaban clavados los hierros por donde proseguiríamos nuestra distracción. Una vía ferrata de la que nos llevamos muy buenos recuerdos, siempre con el macizo del Mont Blanc en panorámica, ojeando cada paso que dábamos.
Al regreso al camping, empezamos a preparar cosas para el regreso a la tierruca. Nos levantamos sobre las 8, y tras quitar la tienda de campaña, y meter todos los bártulos revueltos en la furgoneta nos pusimos en marcha hacia el circo de la Gavarnie. Un viaje cansado. Un total de casi 1.000 km. y un trafico espantoso. Llegamos sobre las 8 de la tarde a la zona, un valle glaciar repleto de tiernas y culonas marmotas, y un gran glaciar a donde queríamos subir. Decidimos vivaquear al raso con nuestras fundas y sacos de pluma. Nuestra meta: El Vignemale, o Viñamala, o Viñemal, una montaña que linda entre la provincia de Huesca y el departamento de Altos Pirineos Francés, 3.298 m. de montaña con glaciar, todo incluido. Como no teníamos posibilidades de ver la previsión del tiempo, se llamo a uno de nuestros enlaces en Colindres y nos dio la previsión. Eran las 7 de la mañana, e ininterrumpidamente habían caído varias decenas de litros de agua sobre nuestras fundas vivaque, que misteriosamente funcionaron bastante bien. Una densa nube transitaba todo el valle, dejando un incesante goterio en todas las laderas. ¿La prevision había fallado, o no estaba del todo acertada?. Alguno quería subir hasta el glaciar para verlo, y andar algo para ocupar las horas, pero los demás no estaban por la labor de mojarse. Se decidió saltar hacia la península, y llegamos a Biescas, donde creíamos que haría mejor tiempo, para hacer alguna Vía Ferrata. Pero el tiempo seguía parecido, y todos cabizbajos decidimos emprender viaje hacia nuestro querido Colindres.

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